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domingo, 3 de marzo de 2013

¿QUIENES SON LOS COBARDES?

Decía William Shakespeare: “Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte. Los valientes prueban la muerte sólo una vez”, pero esta calaña (manera de ser de una persona o cosa, especialmente si es negativa) de seres humanos que merodean a nuestro alrededor buscan miles de excusas por no dar la cara, creyendo que con esa actitud va a conseguir adeptos, lo que sí es cierto es que se llenará de víboras que le chuparán la sangre y lo envenenarán antes o después.

Busquemos ejemplos cercanos a nuestra realidad y lo encontraremos rápidamente; y sin ir más lejos a nuestro Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas (Cristóbal Montoro), que teniendo la información privilegiada por razón de su  cargo, la utiliza con fines partidista y escondiéndose no dando la cara, pero amenazando a actores y diputados; pero eso sí, no hablemos de los Bárcenas, los Sepulvedas, los Presidentes de Patronales, etc.. (Es una ilegalidad usar la información de esta forma). Decía Jean Paul Sartre: “Los cobardes son los que se esconden bajo las normas”.
A estos tipos (o tipejos) se les encuentra hasta en nuestro propio Ayuntamiento, se esconden como sanguijuelas, y esperando tener ocasión de hacer daño; pero deben saber que de “los cobardes no se ha escrito nada” (Refrán).

Muchos sueltan palabras de compromisos, pero llegado el momento de la verdad, sus cobardías les obliga a pasar desapercibidos, a no mezclarse con la responsabilidad adquirida; huyen despavoridos porque se les está exigiendo que cumplan con la deuda de su honor; ¡qué fácil es hablar cuando no hay verdad!, entonces usan la crítica destructiva para paliar lo imposible, su COBARDÍA. Ya  es  tarde, como decía Teresa de Jesús, “en la tarde de la vida te examinarán en el amor”.
No hay grandes diferencias entre ser cobardes o valientes, lo que varía no es el sentimiento sino la respuesta. “Cuando el hombre nace, es débil y flexible. Cuando muere es duro, como el árbol viejo. La dureza y la fuerza son amigas de la muerte. La agilidad y la debilidad indican la frescura del ser. Nunca triunfará lo que se endurece Fragmento del film Stalker (acechante o furtivo).
Hay dos modos de enfrentar la vida: algunos prefieren  los juncos para que su permeabilidad les dé supervivencia, otros prefieren  luchar de frente como el roble ante el viento, de frente y de pie. Cualquiera que sea el método, el desafío de la vida es llegar a ser lo que se soñó, a ese sueño creado día a día al que muy pocos acceden por cobardía. El tiempo no perdona a nadie, así que al observar que los años han pasado y notar que algunos o varios de nuestros sueños no se han cumplido, debemos ser conscientes que no se ha triunfado porque de alguna manera hemos sido cobardes, no se ha sido capaz de hacer todo lo necesario a fin de cambiar desde adentro.

Y que diferencia tan tremenda con el valiente, el que no se arruga, el que lucha contracorriente, el que destapa la mentira, el que las zancadillas no son obstáculo para seguir luchando. Así lo define el diccionario: ”Que tiene valor o actúa con mucha determinación ante situaciones arriesgadas o difíciles”. Siempre da la cara, aun a sabiendas que puede perder la vida. Cuando ejemplos tenemos en la historia: Luther King, Gandhi, etc.

Y, ¿por qué no perdemos la vida? Pues, sencillamente, porque la poltrona del poder y del dinero, la adulación nos ciega para ver la realidad; porque el dinero fácil a costa de los ciudadanos honrados y generosos es muy sugerente.

Amigo lector, en qué lado te encuentras, ¿en el de los cobardes?, o ¿en el de los valientes? Piénsalo antes de irte a la cama. 

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