Por
eso mismo me ido directo la Enciclopedia para ver como se define la palabra
“teatro” porque es el último eslabón de la supervivencia; se define teatro (del griego 'lugar para contemplar') a la rama
del arte escénico relacionada con la actuación, que representa
historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas para un escenario, ante un público.
Y
claro como no quiero confundirme con los diversos personajes de la vida
teatral, os dejo una carta de un amigo y compañero de la Facultad (Antonio
Porras), en la que coincidimos en la búsqueda de ese señor político honrado, y
nos está costando mucho encontrarle en medio de esta corrupción:
Estimado
señor político honrado y, previsiblemente, amigo: Permítame que me dirija a
usted desde este medio, pues no sé muy bien donde vive, donde está y como
hacerle llegar este carta. Aunque estoy convencido de que usted existe, a pesar
de todo lo que se dice, del alejamiento del pueblo de la clase política, de su
mala fama y el sin fin de vilezas que han cometido, y siguen cometiendo, sus
colegas. Creo sinceramente que usted ha de encontrarse en algún lugar de este
país. Seguro que su vocación es de servicio a la ciudadanía, su motivación la
justicia social y su deseo ejercer por delegación la soberanía popular. Quiero
pensar que es usted un adalid de la democracia que tanto nos costó traer a los
de nuestra generación, aunque con las limitaciones de aquel parto forzado, en
un pacto de conveniencia, que permitió salir de rositas a los adeptos al viejo
régimen y facultó a sus hijos ideológicos para ocupar la derecha política del
país, bajo el lema “pelillos a la mar” y todo queda igual, incluso los muertos
en sus cunetas.
Claro
que como no sé dónde está, me voy a permitir pedirle algunas cosillas de poca
monta con la esperanza e ilusión, espero que no ilusa, de conseguir que me lea.
Yo sé que es difícil, para los que se han acomodado en la poltrona, hacer
saltar su conciencia acomodaticia para defender la democracia y la decencia del
político, pues han pervertido el oficio hasta desprenderlo de la dignidad
sublime de tan bella profesión, que le debería convertir en paladín de la
justicia social y en el defensor a ultranza de los derechos de la ciudadanía en
un sistema democrático moderno.
Pues
bien, me gustaría, si no le es mucha molestia, que diera usted la cara, que se
convirtiera en defensor de la honorabilidad de su clase política, que
denunciara y recriminara los atropellos que se dan por parte de sus colegas, la
corrupción, la insidia, la falsedad y la engañifa que nos presentan sus
camaradas, que luchara para apartar de la actividad política a las manzanas
podridas que acabarán pudriendo todo el cesto. Nosotros estamos desarmados y
nuestro voto, que es el arma y el poder que le damos a usted para que nos
represente, no vale nada si no es bien usado en defensa de quien lo emite, del
pueblo soberano. A usted se le eligió para legislar y, a través de ello,
conseguir que la justicia imperara. También se le otorgó poder para gestionar
la cosa pública. Dedíquese a ello, a reclamar que se cumplan esas leyes, que
sean efectivas y no burladas por los espabilados de las altas esferas y
sufridas, inexorablemente, sin paliativo alguno, por las clases trabajadoras.
Haga una ley justa, en beneficios de la comunidad en general y no de unos
cuantos. Emplee el sentido común, la lógica más simple para ver con claridad el
eje principal de las cosas.
El
Estado está para servir al ciudadano desde la implicación de este, y todos sus
miembros, en su desarrollo y actuación. Usted, como gestor del mismo es el
responsable de que la ciudadanía se encuentre a gusto en ese marco. No me venga
luego diciendo que algunos se quieren ir y renunciar a la españolidad, cuando
ustedes van sembrando el desafecto. Esta especie de disociación entre la
ciudadanía y sus representantes solo puede llevar al caos, al descontento y a
la muerte paulatina del sistema democrático, al no alimentarlo desde la
confianza entre el representante y el representado, así como a la desmembración
de un Estado donde reina el descontento. Créame, la mayoría de la ciudadanía
está convencida de que su clase política está repleta de mediocridades
apoltronadas y de espabilados que practican el nepotismo y el abuso de poder en
beneficio propio, carentes de ideales y de compromiso social.
Por
tanto, me atrevo a solicitarle estas diez cosillas, que:
1. Dé la cara e
identifíquese como político honrado. Porque usted existe… ¿verdad? Queremos
verlo y conocerlo.
2. Denuncie y luche
contra los corruptos, especialmente sin son de su propio partido.
3. Alíese con el pueblo
pisoteado y maltratado.
4. Condene los abusos del
dinero, la banca y la especulación financiera.
5. Evidencie la tramoya,
maquinación, tejemaneje y componenda que estamos observando.
6. Luche por limpiar la
imagen del ejercicio político y de la democracia real.
7. Dé ejemplo de
honradez, de sentido común, con su intachable proceder y su mente abierta.
8. Sea digno de nuestra
confianza para poder creer en algo que sustente el sistema democrático y
sentirnos representados.
9. No nos engañe con la
retórica cínica que nos trata como a niños y díganos la verdad para que podamos
entender sus actos y corresponsabilizarnos.
10. Deje la mediocridad y abrace el
idealismo humanista que le haga un verdadero líder que aglutine los intereses
de la ciudadanía. Sea el adalid de la justicia y la democracia real.
Ya
sabe, o ellos o nosotros. Pueden ser los dos, ¿por qué no? Pero siempre el
Estado al servicio de la ciudadanía, el ser humano antes que el dinero. No sé
si seré incauto cuando espero de usted tantas cosas que entiendo son su
verdadera función... Mi fe en la política merece ser rescatada, porque la
política es necesaria e inevitable, pero solo la buena política crea adeptos,
ciudadanos ejemplares y solidarios, convencidos de que los problemas se
resuelven entre todos, codo con codo, cuando hay justicia y compromiso social.
Señor político honrado, si existe, SALGA DE SU ESCONDRIJO…
No hay comentarios:
Publicar un comentario